domingo, 15 de noviembre de 2015

La decisión

Ultimamente, una potencial devaluación volvió a ser tema destacado en Argentina.

Me gustaría hacer una reflexión al respecto, echando mano nuevamente a la analogía con el cuerpo humano. A riesgo de ser repetitivo, considero que esta es de las analogías más universales que existen (todos tenemos un cuerpo) y es por eso que también representa tanta utilidad.

Supongamos que una persona tiene una herida de importancia en uno de sus miembros. Todos sabemos que hay determinados cuidados que deben tomarse a la brevedad posible, como ser la desinfección y protección de la herida y el traslado temprano a un hospital. Cuando una herida es demasiado grande, puede servir como puerta de entrada a agentes externos, con condiciones no deseables. 

Una vez en el hospital, los médicos se dedican a la tarea de diagnosticar y prescribir un tratamiento. En beneficio del argumento, imaginemos tres hipotéticos doctores que sugieren diferentes cursos de acción.

El primero, considera que la herida no es lo suficientemente grave y que no representa peligro alguno. 

El segundo, considera que la herida es de gravedad y ya fue infectada. Consecuentemente, opina que el foco debe ahora pasar a la preservación del resto del cuerpo. Sugiere la amputación del miembro.

El tercero, coincide parcialmente con el diagnóstico del segundo. Sin embargo considera que la infección es tratable. El problema es que el tratamiento afectará severamente al miembro. Posteriormente, el paciente debería ser sometido a una larga y dolorosa rehabilitación. Será duro y exigirá mucho sacrificio, pero salvará su vida y su miembro.

Los médicos, al no lograr ponerse de acuerdo, le ofrecen las tres alternativas al paciente para que decida con cual prefiere proceder.

Si Ud. fuera el paciente, qué decisión tomaría?

Este planteo es mucho menos hipotético de lo que, en principio, puede aparecer.

Verá el lector, una vez me cansé de repetir casi axiomáticamente aquello de "la emisión monetaria, genera inflación". Si bien no dudaba de la veracidad de la afirmación, quería entender exactamente cómo era que funcionaba ese proceso.

Enseguida me topé con el ejemplo académico típico: si en una economía hay un determinado circulante y una determinada cantidad de productos, el total del circulante se asume con poder de compra para el total de productos. Aumentar la base monetaria no generará cambios en los precios relativos de modo que si nuevamente igualamos el circulante a la cantidad de productos, los precios nominales de los productos deberán necesariamente ser mayores.  El ejemplo está mucho más detalladamente explicado en este otro blog.

El argumento funcionaba bien en el ámbito teórico. Sin embargo, yo quería saber cómo la decisión del Presidente del BCRA de imprimir más billetes terminaba aumentando el precio del sandwich que comía todos los mediodías. Si de algo estaba seguro, es que el kiosquero que me vende el sandwich no lee diariamente los reportes del BCRA. Era muy difícil que supiera que la base monetaria había aumentado y que debía ajustar el valor nominal de sus productos de acuerdo al nuevo poder de compra de la moneda, de lo contrario, perdería poder adquisitivo.

Es así como recurrí a un amigo economista. Le pregunté, que sucedería si el Banco Central imprimiera billetes y no tuviera que informarlo a nadie. Si la base monetaria aumentara pero esto resultara totalmente inadvertido por la sociedad. Mi amigo me comentó que si el Banco Central guardaba esos billetes en la bóveda y de ninguna forma los hacía circular (esto se denomina esterilizar) entonces no sucedería nada. Pero generalmente el Banco Central no emite dinero para no usarlo. El punto de emitir dinero es justamente utilizarlo como medio de cambio, y justamente ahí es donde incide en el nivel de precios.

Todavía seguía sin entender. Estaba seguro que mi kiosquero no tenía lazo comercial alguno con el Banco Central. De modo que aunque el Banco Central utilizara ese dinero para hacer frente a sus obligaciones, no sabía cómo eso podía llegar a afectar mi sandwich.

Mi amigo me comentó que el proceso se daba en forma progresiva, por oposición al cambio drástico e instantáneo del ejemplo académico. Lo asimiló a una ola que se expande desde un cauce rebalsado. Yo creo que también aplica aquí la analogía con una infección, lo que nos lleva nuevamente a la idea de este artículo.

Tratemos de verlo en forma secuencial. En el momento inicial la totalidad del circulante se asume equivalente en poder de compra a la totalidad de productos en la economía. En esta situación el Banco Central no tiene dinero suficiente para cumplir con sus compromisos. Esto quiere decir que no tiene poder de compra necesario. Decide emitir el dinero suficiente para pagar sus cuentas pendientes. Con ese dinero, paga sueldos (que no habría podido pagar) y bienes/servicios a proveedores (que tampoco habría podido pagar). Eso quiere decir que generó un excedente de demanda (demandó más cantidad a el mismo precio). Esto ya sabemos, tiende a subir los precios. Pero mi kiosquero todavía no se enteró, así que sigamos con el juego.

En la segunda etapa, los empleados y proveedores del Banco Central se disponen a utilizar ese dinero que cobraron. Para no alargar el planteo supongamos que el empleado A le da dinero a su hijo para que se compre un sandwich a la salida de la escuela (dinero que si el Banco Central no hubiera impreso, él no habría percibido como sueldo y no podría darle a su hijo) y el proveedor X paga sueldos a sus empleados (con dinero que si el Banco Central no hubiera impreso, el proveedor no habría recibido y consiguientemente no habría podido utilizar para pagar sueldos).

Cuando el hijo del empleado A y los empleados del proveedor X salen a la calle a comprar su almuerzo estarían representando ellos mismos el excedente de demanda. Al mismo precio, ahora más gente solicita su producto. Si fueran coincidentemente al mismo kiosco que yo, el efecto se vería mucho más rápido. Pero aunque no lo hicieran, ya se puede apreciar que el efecto en algún momento llegaría.

El excedente de demanda tiene su epicentro en quien generó los billetes, pero se expande progresivamente. Llegando en última instancia a todas las personas, en momentos diferentes. Como una infección, que no ataca a todo el cuerpo al mismo momento.

Cuando el efecto se propaga en toda la economía, el "poder de compra" temporario que había generado el Banco Central se diluye y nuevamente se hará difícil honrar los compromisos (asumiendo que ninguna medida se adoptó para controlar el gasto). Es así como el proceso vuelve a empezar con una nueva emisión monetaria.

Tras repetidos ciclos, la economía entra en un proceso inflacionario. Recordamos que la inflación se define como un aumento generalizado y sostenido del nivel de precios.

Actualmente, hay tres posturas sobre como tratar el tema de la inflación. Y es aquí donde la analogia con los tres doctores entra en vigor.

El primer doctor es la postura oficialista. No hay inflación y la emisión tampoco la genera. Todo está bien. Como vimos más arriba, si no se cambia el curso de acción, la infección terminará por afectar a todo el cuerpo.

El segundo doctor opina que la inflación es un problema y prefiere cortar por lo sano. Decide reveer la relación entre circulante y bienes de la economía para encontrar un nuevo punto de equilibrio. En otras palabras, decide devaluar.

El tercer doctor opina que tanto el primero como el segundo están equivocados. El primero terminará por matar al paciente, mientras que el segundo, podrá asegurar su supervivencia pero lo dejará lisiado. Su enfoque es diferente, no actuar sobre la sintomatología sino sobre las causas fundamentales del problema. Si volvemos a la historia del Banco Central veremos que comienza con éste no pudiendo afrontar sus pagos. Esto quiere decir que anteriormente se asumieron compromisos para los cuales no se contaba con poder de compra suficiente. Luego, se quiso solucionar este problema con una expansión de la base monetaria. Pero más tarde vimos que el problema no se había solucionado en realidad.

La alternativa del tercer doctor es recortar el gasto público, de modo que no sea necesario imprimir más billetes. Lo doloroso, es que en la situación actual, si se recorta el gasto público, el empleado A no podrá cobrar su sueldo y el proveedor X no cobrará sus acreencias.

El segundo y tercer camino son arduos mientras que el primero es inconducente ya que desembocará, en el mejor de los casos, en la alternativa número dos.

La diferencia entre la segunda y tercer alternativas radica en el foco. La segunda busca restablecer el equilibrio en forma relativamente pronta, asumiendo las consecuencias de una vez. La tercera se enfoca en el largo plazo, prolongando el impacto de las consecuencias a lo largo del tiempo con la esperanza de poder soportarlas y buscando al mismo tiempo un determinado nivel de calidad de vida.

 Hoy, a días de una elección presidencial, pareciera que los doctores tampoco pueden ponerse de acuerdo. La decisión recaerá en el paciente, y esperemos que decida sabiamente.


miércoles, 29 de octubre de 2014

Cuando se incumple la propia doctrina.

En la segunda mitad del año 2008, el Kirchnerismo estaba ante un problema de liquidez. Habían fracasado anteriormente ese mismo año las gestiones para imponer la Resolución 125 y el aparato político demandaba cada vez más, mientras la caja comenzaba a agotarse. Surgió la idea de estatizar los fondos de las AFJP. 

El sistema, que había sido reformado en la década del `90 tenía varias fallas intrínsecas, como las altísimas comisiones y la obligatoriedad de invertir 50% de la cartera en títulos públicos (financiando al estado) que harían muy fácil enarbolar banderas patrióticas, ideas y razonamientos ad hoc para justificar lo que lisa y llanamente fue un robo y una estafa a la gente. Robo que hubiera sido resistido de haberse dado en una forma más directa, pero al tratarse de dinero al que no se tenía acceso, se necesitaba cierta capacidad de abstracción en las víctimas para que éstas se dieran cuenta del despojo. 

Maquiavelo decía que lo importante no era la realidad sino la percepción y siguiendo ese principio se procedió a quitarle a la gente algo que no percibía como suyo o como real. El argumento más resonante era que una empresa privada podía quebrar mientras el Estado nunca lo haría, de esta manera se "protegía" al futuro jubilado.

Esto suena, a priori, lógico desde un punto de vista conceptual y hasta sería válido para justificar el cambio de mano. El punto más importante es el que no justifica. Por qué se pasó de un sistema de capitalización (cada trabajador va aportando a una cuenta INDIVIDUAL manteniendo la PROPIEDAD de sus ahorros y a la hora de jubilarse estos ahorros de toda su vida se utilizan para sostenerse en el retiro) a un sistema de reparto (los trabajadores actuales aportan para sostener a la masa de jubilados actuales)? 

La respuesta vino poco más tarde en los hechos... querían hechar mano en forma indiscriminada a esos fondos. Cada nueva aventura en la que se embarca el gobierno se financia con fondos de la ANSES argumentando por un lado que lo que se destina a estos fines son excedentes y por otro lado que el 82% móvil no es viable porque no hay suficiente dinero. Cómo puede sobrar y faltar dinero al mismo tiempo? 

La reforma al sistema previsional de 2008 fue el robo más grande de la era Kirchnerista. Y todo delante de las narices del pueblo. Si estás leyendo esto y te suena medio "gorila", acá hay un señor que te quiere contar algo...


martes, 14 de octubre de 2014

Breve resumen del legado Kirchnerista

Bueno, esto será apenas una breve interpretación de lo que deberá enfrentar el próximo gobierno en los primeros meses de su gestión. Serían los principales problemas a atacar.

Inflación

Empecemos con un dato relevante, la inflación. Aquí se puede ver la variación del IPC  y crecimiento de la base monetaria (segundo gráfico, línea azul) se ve que el primero replica muy fielmente los movimientos del segundo.


Esto es una clara muestra de que la inflación va de la mano de la emisión monetaria. Hay que tener en cuenta que solamente estamos tomando a la variación del IPC como inflación, o sea, estamos midiendo únicamente los precios al consumidor, dejando afuera los precios mayoristas. Por otro lado, el IPC tampoco releva los movimientos de todos los precios del mercado, sino lo referentes a su muestra. Aun con una enorme cantidad de precios dejados afuera de este análisis,  ambos gráficos van muy de la mano.


¿Cuál es el problema de la inflación?, que hoy en día el gobierno no tiene forma de cubrir el gasto, que veremos más adelante. Tomar deuda es un camino totalmente bloqueado, al menos en mediano plazo. La presión tributaria esta por las nubes, cuestión que elimina por completo el financiamiento del gasto a través de más impuestos (léase elevando las tasas o creando impuestos nuevos). Queda entonces la opción que está utilizando actualmente, la emisión. Por supuesto que no viene sola, sino con su consecuencias más terrible, la inflación. En otro post, hablare de cómo se forma técnicamente la inflación.

Inversión:
La inversión es otro punto que viene en caída libre en nuestro país. El problema aquí es básico, si la inflación destruye los saldos monetarios (la tenencia de dinero) de la población, la caída de la inversión destruye los puestos de trabajo. Recordemos, que la inversión es la otra pata de economía. Es la oferta, o sea, mide la cantidad de bienes de capital que crece en nuestro país. Y ¿Por qué importante? Porque la inversión en bienes de capital es la riqueza del país, a mayor cantidad de estos, mayor demanda laboral por parte de las empresas. O sea, más trabajo. No se puede crecer sin crecimiento de la inversión.

Bueno, ¿qué ocurre en nuestro país?

 La inversión extranjera directa en está por debajo de la de Brasil, Colombia, Chile y a partir del año pasado, Perú. Para tener una idea, la desde 2007 gasta el 2013 la misma creció in 70%, mientras que Brasil la aumento en 196%, Chile y Colombia en más de 130% y Perú en 210%


¿Qué significa esto? Que los flujos de dinero que el mundo tiene disponible para invertir están dejando de venir a la Argentina, o sea, prefieren ir a cualquier otro país de la región antes que al nuestro (Con la excepción de Venezuela). O sea, las perspectivas de aumento de ofertas laborales, disminuyen. Siempre estoy hablando en términos agregados, por supuesto me podrán decir que algún sector de la economía está creciendo en términos de empleo. Aunque lo dudo, puede ser que el sector IT, tenga algún crecimiento en términos de inversión. Pero esta medición está hecha sobre el total de las mismas y están  muy bien reflejadas en el siguiente gráfico:



Por lo tanto, considero que el próximo gobierno tendrá que trabajar duro para conseguir atraer a los inversionistas del mundo.

Gasto Público
El incremento del gasto público ha sido increíble en los últimos años, sobre todo a partir de 2007.  Para resumir, en 2006 estábamos con un gasto corriente de 134 mil millones de pesos y pasamos a casi 700 mil millones en 2013


Por otro lado, a partir de 2009 el resultado financiero del estado es negativo, como se puede apreciar en el gráfico, peor aún, a medida que pasan los años el déficit fiscal se incrementa.
En términos relativos, el crecimiento del 2006 al 2013 del gasto público es de más del 400 %. Los dos principales gastos del estado en 2013 son:

1          -   Prestaciones de la seg. Soc.: 272 mil millones de pesos
2          -  Remuneraciones: 101 mil millones de pesos (Dejando a fuera a las transferencias corrientes)


Los últimos resultados financieros del estado:


No hay mucho para decir en este punto, más que esto es la consecuencia de los puntos anteriores. Un tema para destacar, es que es difícil desarrollar una política de apertura económica con un gasto público tan alto. Ya que para poder solventarlo hay que tener una presión tributaria elevada lo que conlleva pactar con las diferentes industrias algún tipo de protección a cambio de impuestos que esta tributa. O sea, los impuestos quitan competitividad, entonces se suele otorgar algún tipo de subsidio o protección arancelaria. De ahí que es muy difícil una apertura económica con elevado gasto público.

Balanza comercial:
Los saldos de la balanza comercial no muestran una tendencia diferente al resto de la economía. Caen de manera abrupta (Como se ve en el segundo gráfico).  Es cierto que las exportaciones crecieron, pero las importaciones lo hicieron mucho más. En el siguiente grafico se puede apreciar cómo se achica la brecha.


Recordemos que el complejo sojero representa el 25 % de las exportaciones y es el principal complejo exportador, duplicando al automotriz que es el segundo. En 2013 ingresaron divisas por casi 21 mil millones de pesos referidos a la soja.

Pero tengamos en cuenta que el precio de la soja este año viene también cayendo, con lo cual es de esperar que las expos continúen su camino decreciente, pero ¿Por qué deberían dejar de subir las importaciones? Por nada, entonces el panorama para la balanza comercial no pinta nada bien.

Precios de la soja:


Resumen:
La emisión monetaria va a seguir subiendo porque hay cubrir el gasto, el default impide tomar deuda afuera y la presión tributaria se podría decir que está en niveles confiscatorios. El consumo cae y la IED continúa disminuyendo. La opción del gobierno es contrarrestar la caída de ambas variables (C+I) a través de del estado, pero como no tiene como financiarlo no le queda otra camino que continuar emitiendo. La conclusión es sencilla, va a seguir subiendo la emisión y por ende la inflación. Por otro lado las reservas del BCRA continúan cayendo y los U$D comienzan escasear sin perspectiva de revertir la situación, sobre todo si el precio de la soja continua su recorrido descendente.

Conclusión, el próximo gobierno tendrá muchas cosas para corregir. Pero nuevamente el gasto es el principal causante de todos los males. Habrá que ver si finalmente esta vez lo atacan o toman caminos alternativos como hicieron en 2003.



Nota: La fuente de todas las tablas y gráficos son obtenidas del INDEC, salvo que se indique lo contrario.

lunes, 19 de agosto de 2013

El consumo, una ilusión económica en tiempos de crisis

Mucho se está hablando del consumo en los últimos tiempos en la Argentina. Se dice que los comercios están llenos de gente, que en los feriados el turismo agota la capacidad hotelera y que los gastos realizados superan a los feriados anteriores, que la gente ahora puede comprar televisores LCD, etc. La lista es larga y podría poner mucho ejemplos más, pero lo importante es señalar que estas ideas lo que generan es una sensación de bienestar económico. Es fácil pensar que, si los comercios desbordan de clientes y los argentinos gastan mucho en turismo, la economía del país marcha bien, está creciendo y hay trabajo. Pero veremos que estos indicadores populares de consumo no necesariamente reflejan una expansión económica, sino todo lo contrario: son señales de alarma (en el caso de nuestro país). Comencemos con los siguientes conceptos: consumo, ahorro y atesoramiento. El primero de los términos, consumo, se refiere a la parte del ingreso que un individuo destina a la adquisición de bienes  y servicios.  El ahorro es la otra parte del ingreso que un individuo no consume pero que invierte buscando una renta, el plazo fijo es un ejemplo. La parte del ingreso que mantiene en efectivo o “debajo del colchón” se llama atesoramiento y no genera ninguna renta. Es muy importante diferenciar entre ahorro y atesoramiento, porque el primero al invertirse entra en el sistema productivo del país, esto significa que permite financiar las inversiones de otros individuos. Así, el dinero depositado en un plazo fijo es utilizado por el banco para prestarlo a otro individuo que busca financiar sus proyectos.  Entonces cuanto mayor sea el nivel de ahorro, más dinero habrá para financiar inversiones.  Por otro lado el atesoramiento no permite el financiamiento de otros individuos ya que el dinero no está en el sistema. El otro aspecto importante a resaltar sobre estos tres conceptos es que, cuanto mayor es el consumo, menor es el ahorro. El último concepto fundamental que es necesario entender es el de los bienes de capital, que son aquellos bienes que no se destinan al consumo final, sino a procesos productivos, ya sea como materia prima o como bienes intermedios del proceso. Pueden ser metales, maquinarias, tornillos, etc. Lo importante de estos bienes es que generan trabajo, porque se necesita gente para convertirlos en bienes de consumo.
Ahora ya podemos comenzar a analizar el crecimiento de la economía de un país en función del consumo y del ahorro. La creencia popular dice que si la gente compra, gasta o consume, la economía está bien, está creciendo. Pero analicemos cómo crecen las economías. Si bien hay muchas formas de medir el crecimiento económico, la realidad es que una economía crece cuando aumentan los bienes de capital en la misma, o sea cuando hay más bienes de producción (cuando aumentan las maquinarias en una fábrica, el stock ganadero en un campo, etc.).  Ahora, ¿cómo se generan estos bienes de capital? Se los puede producir o comprar, pero como sea, para ello se necesita dinero y justamente ese dinero sale del ahorro previamente hecho. Recordemos que al aumentar los bienes de capital aumenta también el empleo. Por otro lado, con éstos se producen bienes de consumo (después de un largo proceso de producción de varias etapas) y al aumentar el stock de los mismos los precios caen y los salarios reales (la cantidad de bienes que se pueden comprar con un salario) suben. Los bienes de lujo se vuelven más accesibles y en general el nivel de vida de población aumenta. Pero, ¿qué ocurre si un país consume todo su ingreso y no ahorra (o ahorra muy poco)? Ocurre que no hay dinero para prestar, las tasas de interés son muy altas y por lo tanto las inversiones caen y la economía no crece. En realidad existe otra opción, que es que los bienes de capital se financien con inversión extranjera (que en realidad es el dinero ahorrado por los habitantes de otro país y que un individuo tomó prestado y lo invierte en la Argentina). En general las economías se financian de ambas formas, pero si un país no ahorra es muy difícil que haya crecimiento económico.  Hay que tener en claro que para que una economía crezca se necesita ahorro: a mayor nivel de ahorro hay más cantidad de dinero para prestar, esto hace que caiga la tasa de interés y que el financiamiento para las inversiones sea más barato. Con lo cual aumentan las inversiones y así los bienes de capital.
Veamos ahora cómo se genera el ahorro y su relación con el consumo. En una sociedad no intervenida por el Estado (o muy poco intervenida) se va buscando un equilibrio entre ahorro y consumo. En realidad, una parte de los individuos ahorra y otra consume, y luego las partes se van alternando. Esto básicamente depende de las preferencias temporales de los individuos. Sin entrar en definiciones económicas, aquellas personas que valoren más el dinero en el presente para gastarlo (sea por el motivo que fuere) serán los consumidores y aquellas otras que no lo valoren tanto en el presente, sino que prefieran ahorrarlo para utilizarlo en el futuro (a cambio de un interés), serán los que generen el ahorro que se utilizará para las inversiones. Por supuesto, estas preferencias temporales cambian con el tiempo, y de esta forma las sociedades mantienen un equilibrio entre ahorro y consumo.  Es importante destacar que si se estimula arbitrariamente la demanda presente de bienes de consumo al mismo tiempo se está desalentando el ahorro, y por el ende la inversión de bienes de capital que generarían un aumento futuro de los bienes de consumo. En resumen, cada vez que el estado rompe el equilibrio de la sociedad entre consumo y ahorro volcando a la misma hacia el consumo, está destruyendo las inversiones en bienes de capital. En nuestro país el nivel de consumo es muy alto, los argentinos estamos gastando casi la totalidad de nuestro ingreso y destinando nada o casi nada al ahorro.  Esto se puede ver claramente ver en los altísimos niveles de intereses que se cobran en los créditos bancarios en nuestro país. Si hubiese dinero en los bancos, producto del ahorro de la población, los intereses serí0an bajos. Entonces podemos concluir que actualmente no hay inversión en la Argentina, y por lo tanto la economía no puede estar creciendo. Si a esto le sumamos la inflación y la falta de capitales extranjeros (que disminuye con los años) podemos ver que no sólo la Argentina no está creciendo sino que se está empobreciendo. 
Veamos ahora los efectos de la falta de ahorro de un país a nivel individual y su relación con el consumo. Normalmente, en cualquier país desarrollado, una persona que comienza a trabajar, con un sueldo promedio, tiene como objetivo a mediano o largo plazo poder comprar una casa o un departamento propio. Esto lo hace mediante el ahorro, el atesoramiento y el crédito. O sea, gasta de su ingreso una porción para vivir y el resto lo invierte (ahorro) o guarda en efectivo (atesoramiento). Una vez que logra alcanzar una buena “base de dinero” va a un banco a pedir un préstamo. Así finalmente compra su vivienda. Por supuesto hay muchísimas herramientas financieras en el mundo para obtener financiamiento, como el leasing, pero a grandes rasgos esta es la forma en que los jóvenes adquieren una vivienda. ¿Qué le ocurre a un argentino de 30 años con un sueldo promedio? Este se encuentra en una disyuntiva. Al ser el interés de los créditos tan altos (justamente porque no hay ahorro) es muy difícil endeudarse con el banco. Con lo cual queda acceder a la vivienda mediante el ahorro personal o el atesoramiento o con la ayuda de un tercero, ejemplo, los padres. Vemos entonces que es casi imposible acceder a una vivienda para un trabajador con un sueldo promedio. Se estima que un joven profesional deberá destinar 74 sueldos (promedios, de AR$ 5600) para adquirir su primer hogar y suponiendo que no consumiría nada de su ingreso y lo atesoraría todo, cuestión que es imposible ya que tiene que vivir.
Sabiendo que el acceso a la vivienda es casi imposible y por lo tanto no teniendo posibilidades de ahorro a mediano y corto plazo (ya que si no se puede alcanzar una casa, menos todavía se puede invertir en bienes de capital), los argentinos nos dedicamos a gastar en lugar de ahorrar. Así se explica, a grandes rasgos, el alto nivel de consumo de la Argentina.  La cuestión se complica un poco más, ya que por un lado la inflación, que disminuye el poder adquisitivo del sueldo, y por el otro el cepo al dólar y los paquetes que incentivan el consumo por parte del gobierno, hacen que nos alejemos cada vez más del ahorro y nos volquemos compulsivamente a consumir. Ya que si no compramos el televisor hoy, dentro un mes saldrá unos cuantos pesos más. Alguien podría decir que esto es bueno, ya que los argentinos están adquiriendo bienes, con lo cual se capitalizan. Pero esto no es correcto, ya que estos bienes de consumo se deprecian muy rápidamente por el avance de la tecnología. Con lo cual podemos ver que al consumir este tipo de bienes, los argentinos nos estamos descapitalizando con el paso del tiempo. En otras palabras, nos estamos empobreciendo.  

Bien, ahora entendemos por qué la Argentina está tan volcada al consumo. Pero entonces ¿el consumo es malo? No, es solamente una cara de la moneda que hay que analizar siempre conjuntamente con el ahorro. Lo que ocurre es que el consumo funciona como una “ilusión económica” ya que el comercio se mueve activamente y esto lleva a pensar que la economía está sana y creciendo. Ahora sabemos cuál es la realidad del consumo en nuestro país. No es debido a un crecimiento económico, sino fruto del gasto (desahorro) casi total de los ingresos de los argentinos. 

Why isn't libertarianism more popular?

Dejo este post, que fue mi primer publicacion en el extranjero. Esto es le journal Peace, Prosperity and Freedom de Melbourne, Australia:
http://jppfaustralia.weebly.com/1/post/2013/08/why-isnt-libertarianism-more-popular.html

Why is the philosophy of liberalism not accepted in the Latin American countries, or indeed in general? Much Marxist analysis of this question suggests that libertarian ideas have nothing to offer to people under poverty conditions, and that paternalist systems are the only solution to generate relief for this sector of the population. Therefore, these writers suggest, the ideas of a welfare state naturally tend to be the most popular ones.

However there is an alternative explanation for the rejection of liberalism – defined here as a political paradigm that prioritises free markets, low taxes, small government and peaceful international relations – which utilises the psychological concepts of immediate anddelayed gratification.  It has been said that men instinctively tend to satisfy their immediate needs, in this way shifting emphasis away from delay of gratification. The latter requires the capacity to control one’s will and thus sacrifice to satisfy the needs of the long-term rather than the short term (Goldman, 2000)
.

Economics has developed a theory of time preference and opportunity cost (Menger, 1871)
, but economics fails to explain why these time preferences can be lower or higher in the short or long run. On the other hand, the theory of immediate and delayed gratification can easily provide an explanation for why an individual who has been exposed to a long period of consecutive crises delaying his basic needs, would like to immediately satisfy them. It is not expected that this individual could restrain his will in order to satisfy long term needs.

It is in those moments when man is overwhelmed by impulse that man becomes vulnerable to the implantation of ideas. Thus, when men face a situation that seemingly requires a quick solution, human will becomes weak and tends to succumb to a great deal of harmful, but immediately visible, ideas. On the contrary, men tend to reject in such situations any idea that postpones gratification, even though, in the long run, the final outcome would be better.
LIBERALISM AND LATIN AMERICA

Recent history of central and South American countries is based on successive crises. It is understandable, then, that most people in these countries opt for immediate solutions. Liberalism does not offer quick exits to deep crises; as many practitioners of Austrian economics have pointed out with reference to the Global Financial Crisis of 2007/2008, there is a period of painful adjustment when malinvestments must be liquidated, and when unprofitable firms must go bust. Similarly, the results of turning toward an open economy would take too long to materialize; since the necessary changes are structural in nature.

The second reason, related to the timing of change, is the magnitude of the changes that will need to be undertaken. In order to move toward a market economy, government spending should be controlled and reduced, subsidies and protection should be removed once and for all. These changes would allow markets to take back control of the economy and thus reorganize in order to turn each Latin American nation towards more efficiency.  But of course, this transition would leave many people momentarily unemployed until markets are restructured and labour demand arises in the new and natural industries where each country has its own comparative advantage. Now we face a clear problem: there is not a single politician that would want to carry out such reforms knowing that the fruits would hardly be seen in their presidential term and in
those years their popularity would traverse very low levels.

History also shows us that Latin American people have generally chosen the faster solutions to economic issues. Thus in 1990 Peru was about to turn its economy to a market one, but the Vargas Llosa austerity plan frightened most poor people and Peru continued with Fujimoris authoritarian and paternalist government (Gouge, 2007)
.  Another example is Argentina, which could have solved most of its economic problems by cutting the government deficit caused by excessive spending, but instead chose to devalue its currency in order to continue its spending (Lazzari, 2003). The most remarkable example is Venezuela; in 1998 Irene Zaes could have been elected president and turned the country toward liberalism, but Venezuelans were not ready to face these changes and chose Chavez instead. Summarizing, libertarian ideas in Latin American could never defeat paternalism when faced with crisis conditions.

PATERNALISTIC SYSTEMS

Paternalistic systems manipulate the immediate needs of the population to achieve high levels of loyalty among the people. Politicians know they have to find immediate solutions to win elections, since short-term measures may have their peak of ‘success’ during the same term of its implementation; the long-term negative consequences can be dealt with later. Such is the case of Carlos Menem in Argentina during the 1990’s, when his short term decision to fix the nominal exchange rate later contributed to a financial crisis in 2001. Paternalist decisions fail in the long-run and finally another candidate comes offering immediate gratification to people, wins the election and thus the cycle continues again.

So liberalism faces a great challenge in this region of world, as in other regions of the world, and it is an unfair challenge because paternalist policies do not respect individual rights as liberalism does. Paternalism permits satisfaction of urgent needs through redistribution of property, but liberalism does not. Liberalism in contrast, offers a gradual and sustained wealth creation, going through a period of restructuring that will require adjustment and sacrifices. In other words, it offers long term or deferred gratification which, for the moment, people are not willing to accept.

A question for future research in this area would address whether the problem lies in the minds of a people that seek to satisfy their immediate gratification, or whether liberty ideas should find a way to provide solutions to immediate needs in order to achieve high levels of acceptance in this region of the world.
 

References:
 ·       
Goldman, D (2000). Inteligencia Emocional, Vergara, Mexico.
       
Gouge, T (2003). Exodus from Capitalism:The End of Inflation and Debt.
      
Jones, B (2007). Hugo! The Hugo Chávez Story from Mud Hut to Perpetual Revolution. Hanover, New Hampshire
·       
Lazzari, G (2003).Apuntes sobre la caída de la economía Argentina. ESEADE, Buenos Aires.
 ·       
Menger, C (2012).Principios de economía Unión Editorial, Madrid.

martes, 9 de julio de 2013

La medicación

Había una vez un paciente muy enfermo. Su condición no hacía más que empeorar con el tiempo y ya había perdido toda esperanza de recuperación. Cuando estaba casi a punto de darse por vencido, un amigo le habló de un médico que podía tratarlo con una nueva medicina que prometía resultados maravillosos.

El paciente juntó fuerza y fue a ver al nuevo médico. Este lo examinó y sin tardar demasiado dijo que podía curarlo. Muchos médicos habían hecho la misma promesa en el pasado y el paciente ya estaba harto de creer, sin embargo había una cierta mística que envolvía las palabras y el modo de expresarse de este nuevo médico. Se sintió inclinado a confiar y depositó en el profesional sus últimas esperanzas. 

Un día, algunos años después, el paciente llamó a su amigo y le pidió que lo acompañara nuevamente a ver al médico. Esto sorprendió al amigo, ya que desde aquella primera vez, había oído menos sobre la enfermedad de su compadre y eso lo había llevado a suponer de su mejoría. El paciente tranquilizó a su amigo y le indicó que esta vez era para festejar!

Cuando llegaron juntos al consultorio, lo encontraron decorado como para una fiesta. Tanto el médico, como su equipo de trabajo estaban muy sonrientes y vestidos para la ocasión. No tenían idea de que se trataba la reunión pero sin duda tanto festejo solamente podía significar que el paciente estaba curado!

El médico saludó al paciente y a su amigo y los invitó a tomar asiento. Con pomposa ceremonia les hizo un raconto de la historia clínica del paciente y los obstáculos que había encontrado al intentar enfrentar su condición anteriormente. Destacó lo afortunado que había sido el paciente al tener oportunidad de iniciar el avanzado tratamiento que le había prescripto. Luego de la larga introducción, anunció que tenía los resultados de los últimos exámenes del paciente. Para estas alturas ya todos se habían dejado llevar por el clima de algarabía y estaban esperando que el médico anunciara la tan esperada noticia para alzar su copa y festejar!

Cuando los resultados se leyeron en voz alta, el amigo no podía creer lo que estaba sucediendo. La condición del paciente no se había revertido. En cambio, el prolongado tratamiento había provocado que el paciente desarrollara una tolerancia a la medicina y a partir de ese momento habría que incrementar la dosis. El médico acababa de informar, entre fanfarrias, el porcentaje de incremento que recibiría la dosis a partir de ese momento.

Mientras el paciente y sobre todo el médico acompañado de su equipo festejaban, el amigo se quedó quieto sin entender lo que estaba sucediendo. No veía motivo alguno de alegría. Sintió que era el único capaz de observar objetivamente la situación. El paciente estaba en la misma situación que aquel día en que lo había acompañado al consultorio por primera vez. Solamente algo había cambiado, ahora dependía de la medicina que el médico le administraba y esta dependencia era tan grande que cada vez necesitaría más y más.   

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La presente pretende ser (o al menos servir de disparador para) una reflexión sobre el real efecto que tienen los subsidios como Planes Trabajar o la Asignación Universal por Hijo en la situación económica y social de la población. Si bien algunos pueden tener opiniones a favor de estas políticas y otros en contra, es importante dejar en claro que una medida sintomática nunca traerá la solución al problema de fondo.

Es válido como estrategia ganar tiempo actuando sobre el síntoma, pero sólo si paralelamente se ataca a la causa subyacente del problema. Caso contrario, cuando la homeostasis entre en acción nos llevará nuevamente a la situación inicial. 

martes, 26 de marzo de 2013

Un poco de macro Austriaca


Por Ignacio N. Clancy
(Aclaración: el siguiente no es un artículo original del autor, sino un resumen compilado de los tres textos mencionados en las referencias bibliográficas)

¿Por qué existen ciclos económicos?, ¿cómo se forman las burbujas económicas? Son preguntas que la macroeconomía se encarga de estudiar y supuestamente de contestar. En este sentido vamos a presentar brevemente la teoría de los ciclos (económicos) Austriaca para poder contestar estas preguntas.

En general tiende a culparse al libre mercado por la expansión de los ciclos económicos y sus consecuentes crisis y depresiones. Ocurre que Marx veía que antes de la Revolución Industrial, aproximadamente en el siglo XVIII, no había repetición regular de auges y depresiones. Si había alguna crisis esporádica cada vez que algún rey entraba en guerra con otro, pero en general eran excepciones. Entonces como estos ciclos también aparecieron en escena aproximadamente al mismo tiempo que la industria moderna, Marx concluía que los ciclos económicos eran una característica propia de la economía capitalista de mercado. Más aun, intuyo que las crisis empeorarían con el tiempo hasta que las masas se rebelaran contra el sistema.  Por otro lado los economistas modernos (en especial Monetaristas y Keynesianos) aceptan esta teoría impuesta por Marx, pero con la salvedad de que creen poder controlar los ciclos a través de la intervención pública, aunque claro, con deferentes medidas. En resumen consideran a la economía como un trade off entre inflación y desempleo. Pero no vamos a analizar esas escuelas en este artículo (lo haremos en otros siguientes)
Volviendo a Marx sus conclusiones estaban bastante acertadas excepto por el hecho que no noto que con la revolución industrial aparecieron otras instituciones, los bancos.  Recordemos que ya existía el Banco de Inglaterra, que fue fundado el 27 de julio de 1694. Es cierto que era un banco privado, pero la corona lo obligo a otorgar préstamos a ella misma a cambio del monopolio de emisión monetaria. Pero Ahora además, con la revolución industrial aparecerían bancos comerciales.
La teoría de los ciclos austriaca teoría empezó con el filósofo y economista escocés del siglo XVIII, David Hume y con el eminente economista clásico inglés del siglo XIX, David Ricardo. Pero fue Ludwig Von Mises quien la desarrollo y perfecciono a los niveles que hoy la conocemos.
Las monedas naturales que aparecen como tales en el mundo del libre mercado son materiales útiles, generalmente oro y plata. Si el dinero se limitara sencillamente a estos materiales, la economía funcionaría en su totalidad como lo hace en los mercados concretos: un ajuste suave de oferta y demanda y por tanto sin ciclos de auge y declive. Pero la inyección de crédito bancario añade otro elemento crucial y perturbador, los bancos expanden el crédito y por tanto el dinero bancario en forma de billetes o depósitos que son teóricamente redimibles a la vista en oro. Pero problema comienza con el encaje fraccionario, así por ejemplo si un banco tiene 1.000 onzas de oro en sus arcas y emite recibos de depósito redimibles inmediatamente por 2.500 onzas de oro, entonces está claro que ha emitido 1.500 onzas más de las que puede redimir. Pero mientras no haya una “corrida” concertada en el banco a reclamar esos recibos, sus recibos de depósito en el mercado funcionan como equivalentes al oro y por tanto el banco ha sido capaz de expandir la oferta monetaria del país en 1.500 onzas de oro.
Así, los bancos empiezan a expandir alegremente el crédito, pues cuanto más lo expandan, mayores serán sus beneficios. Esto genera la expansión de la oferta monetaria dentro de un país, digamos Inglaterra. Al aumentar la oferta de papel moneda y dinero bancario, aumentan las rentas y gastos monetarios de los ingleses y el aumento del dinero empuja al alza los precios de los bienes ingleses. El resultado es inflación y un auge dentro del país. Pero este auge inflacionista, mientras sigue su alegre camino, muestra las semillas de su propia desaparición ya que al aumentar la oferta y las rentas monetarias los ingleses proceden a comprar más bienes del exterior. Además, al aumentar sus precios, los bienes ingleses empiezan a perder su competitividad respecto de los productos de otros países sin inflación o con inflación en menor grado. Los ingleses empiezan a comprar menos en el interior y más en el exterior, mientras que los extranjeros compran menos en Inglaterra y más en su nación; el resultado es un déficit en la balanza inglesa de pagos, con las exportaciones inglesas cayendo abruptamente por debajo de las importaciones. Pero si las importaciones exceden a las exportaciones, esto significa que el dinero debe fluir de Inglaterra a otros países y no será precisamente los billetes emitidos lo que fluya al exterior sino que el oro será el tipo de dinero que tenderá a fluir persistentemente fuera del país al seguir adelante la inflación inglesa ya que los extranjeros tomaran esos billetes y los convertirán en oro para llevarlos a sus respectivos países. Esto significa que el dinero crediticio bancario inglés estará cada vez más acumulado sobre una base de oro en disminución en las arcas bancarias inglesas ya que Al proseguir el auge, nuestro hipotético banco expandiría sus recibos de depósito, digamos 2.500 onzas a 4.000 onzas, mientras que su base en oro disminuye hasta, digamos, 800 onzas. Al intensificarse este proceso, los bancos acabarán asustándose. Pues los bancos, después de todo, están obligados a redimir sus pasivos en efectivo y su efectivo está saliendo rápidamente mientras se acumulan sus pasivos. Así que los bancos acabarán deteniendo su expansión crediticia y, para salvarse, contraerán los préstamos bancarios existentes. A menudo esta retirada se precipita con corridas bancaria de bancarrota disparadas por el público, que se ha ido poniendo también cada vez más nervioso acerca de las condición cada vez más inestable de los bancos de la nación.
Así comienza la segunda parte del ciclo, la contracción. Los bancos pasan a la defensiva y las empresas sufren al aumentar la presión para la liquidación de deudas y la contracción. La caída en la oferta de dinero bancario, lleva a su vez a una caída general en los precios ingleses. Al caer la oferta monetarias y las rentas desmoronarse, los precios ingleses caen, los bienes ingleses se hacen relativamente más atractivos en términos de productos extranjeros y la balanza de pagos se invierte, con las exportaciones superando a las importaciones. Al fluir oro al país y como el dinero bancario se contrae en lo alto de una base de oro en expansión, la condición de los bancos se hace mucho más sólida.
Entonces podemos ver que la depresión es el proceso de saneamiento de la economía, donde los mercados ajustan y eliminas excesos y distorsiones generados por el auge inflacionista y restablece una condición económica sólida. Así los bancos comienzan otra nueva fase expansiva y el ciclo se inicia nuevamente.
¿Pero esto culpa de los bancos? No, en primer lugar, nunca serían capaces de expandir el crédito concertadamente si no fuera por la intervención y estímulo del gobierno. Ya que si los bancos fueran verdaderamente competitivos, cualquier expansión del crédito por parte de un banco acumularía rápidamente las deudas de ese banco en sus competidores y éstos reclamarían inmediatamente al banco en expansión la redención en efectivo. En resumen, los rivales de un banco reclamará la redención en oro o efectivo de la misma forma que harían los extranjeros, excepto que el proceso sería mucho más rápido y cortaría de raíz cualquier inflación incipiente antes de que empezara. Los bancos solo pueden expandirse cómodamente al unísono cuando existe un banco central, esencialmente un banco público, que disfrute de un monopolio de los negocios públicos y de una posición privilegiada impuesta por el gobierno sobre todo el sistema bancario. Solo cuando se estableció la banca centralizada los bancos fueron capaces de expandirse en cualquier momento y el conocido ciclo económico se puso en marcha en el mundo moderno.

Bien hasta aquí es una forma simple de mostrar cómo funcionan el sistema financiero y la expansión del crédito pero ¿Qué efectos económicos concretos trae esta expansión crediticia orquestada?


Un poco de Macro
Sin la expansión bancaria del crédito, la oferta y la demanda tienden a equilibrarse a través del sistema de precios libres y no pueden producirse auges y declives acumulados. Pero ocurre que el gobierno estimula la expansión del crédito bancario a través de su banco central expandiendo los pasivos bancarios y por tanto las reservas de efectivo de todos los bancos comerciales de la nación. Los bancos proceden luego a expandir el crédito y por tanto la oferta monetaria de la nación en forma de cuentas corrientes. Esta expansión del dinero bancario lleva al alza los precios de los bienes y por tanto causa inflación. Pero Mises demostró que hace algo más La expansión del crédito bancario, al generar nuevos fondos prestados en el mundo de los negocios, baja artificialmente el tipo de interés en la economía por debajo de su nivel del libre mercado.
En un mercado libre no intervenido, el tipo de interés se determina puramente por las “preferencias temporales” de todos los individuos que constituyen la economía de mercado. La esencia de un préstamo es que un “bien presente” (dinero que puede usarse en el presente) se intercambia por un “bien futuro” (un pagaré que solo pueda usarse en algún momento futuro). Como la gente siempre prefiere dinero ahora a la perspectiva de tener la misma cantidad en el futuro, el bien presente siempre tiene una prima en el mercado respecto del futuro. Esta prima es el tipo de interés y su nivel variará de acuerdo con el grado en que la gente prefiera lo presente a lo futuro, es decir, el nivel de sus preferencias temporales.
Las preferencias temporales de la gente también determinan el grado en que la gente ahorrará e invertirá, comparado con cuánto consumirá. Si las preferencias temporales de la gente deberían caer, es decir si cae su grado de preferencia por el presente sobre el futuro, entonces la gente tenderá ahora a consumir menos y a ahorrar e invertir más; al mismo tiempo, y por la misma razón, también caerá el tipo de interés, el tipo de descuento temporal. El crecimiento económico se produce en buena parte como resultado de las menores tasas de preferencia temporal, lo que lleva a un aumento en la proporción de ahorro e inversión respecto del consumo y asimismo a una caída en el tipo de interés.
¿Pero qué pasa cuando el cae el tipo de interés, no por menores preferencias temporales y más ahorro, sino por la interferencia pública que promueve la expansión del crédito bancario?
Si el tipo de interés cae artificialmente debido a la intervención en lugar de naturalmente, como resultado de cambios en las valoraciones y preferencias del público consumidor. Asi comienzas las distorsiones en los costos y los precios relativos y por ende las malas inversiones que son las que luego explotaran cuando la burbuja se rompa. Los hombres de negocios, al ver caer el tipo de interés, reaccionan como siempre harían y deberían hacer ante un cambio así en las señales del mercado: invierten más en bienes de capital y producción. Las inversiones, particularmente en proyectos largos y que consumen tiempo, que antes no parecían rentables ahora sí lo parecen a causa de la caída en las cargas de intereses. En resumen, los hombres de negocios reaccionan como lo harían si hubieran aumentado realmente los ahorros: expanden su inversión en equipamiento duradero, en bienes de capital, en materias primas industriales, en construcción, en comparación con su producción directa de bienes de consumo.
En resumen, los negocios toman prestado el recientemente expandido dinero bancario que les llega a tasas de intereses más baratos, utilizan ese dinero para invertir en bienes de capital y este dinero acaba usándose en renta inmobiliarias más altas y salarios más elevados para trabajadores en los sectores de bienes de capital. El incremento en la demanda empresarial empuja al alza los costos laborales (salarios), pero las empresas piensan que pueden pagarlos porque han sido engañadas por la intervención de gobierno y bancos en el mercado de los préstamos y su intromisión decisivamente importante en la señal del tipo de interés del mercado. El problema se produce tan pronto como trabajadores y terratenientes (en buena parte los primeros, ya que la mayoría de los ingresos empresariales se utilizan en los salarios) empiezan a gastar el nuevo dinero bancario que han recibido en forma de salarios más elevados. Como las preferencias temporales del público en realidad no han disminuido, la gente no quiere ahorrar más de lo que tiene. Así que los trabajadores se dedican a consumir la mayoría de su nueva renta, en pocas palabras, para restablecer las antiguas proporciones de consumo/ahorro. Esto significa que redirigen el gasto de nuevo a sectores de bienes de consumo y no ahorran e invierten lo bastante como para comprar las máquinas recién fabricadas, equipamientos de capital, materias primas industriales, etc. Ocurre entonces, que se revela que la sociedad no estaba demandando bienes de capital, sino de consumo y ahora todas estas inversiones realizadas a tasas bajas no tienen demanda, simplemente porque la sociedad no tiene el dinero ahorrado para comprarlas, ya que nunca quiso ahorrar, sino que quería consumir en el presente. Las empresas han sido seducidas por la intromisión gubernamental y la rebaja artificial del tipo de interés y actuaron como si hubiera disponibles más ahorro para invertir de los que había realmente. Quedó claro que no había suficientes ahorros como para comprar todos los bienes de producción y que las empresas habían invertido mal los limitados ahorros disponibles. Las empresas habían sobre-invertido en bienes de capital e sub-invertido en productos de consumo.
Como dijimos, el auge inflacionista lleva a distorsiones en el sistema de precios y producción. Los precios de la mano de obra y las materias primas en los sectores de bienes de capital han aumentado durante el auge demasiado como para ser rentables una vez que los consumidores hayan reafirmado sus antiguas preferencias de consumo/inversión. La “depresión” se ve entonces como la fase necesaria y saludable por la que la economía de mercado se exfolia y liquida las inversiones insensatas y antieconómicas del auge y restablece aquellas proporciones entre consumo e inversión que son las realmente deseadas por los consumidores, es un proceso doloroso, pero necesario por el que el libre mercado exfolia los excesos y errores del auge y restablece a la economía de mercado en su función de servicio eficiente a la masa de consumidores. Es en este momento donde la economía empieza a sanearse donde caen los precios de los factores de producción, aumenta el desempleo, ya que la falta de demanda en los proyectos mal invertidos hacen que estos cierren y se despida la gente.
¿Por qué duran tantos años los procesos de auge? los auges serían de muy corta duración si la expansión del crédito bancario y consiguiente impulso a la baja de tipo de interés por debajo del nivel del libre mercado fueran cosa de un solo golpe. Pero ocurre que la expansión del crédito no es un solo golpe: procede una y otra vez, no dando nunca a los consumidores la posibilidad de restablecer sus proporciones preferidas en consumo y ahorro, no permitiendo nunca que el aumento en los costes en los sectores de bienes de capital se ajusten al aumento inflacionista en los precios.
¿Cuál es la solución? En principio seria evitar la expansión crediticia o la mal llamada creación secundaria del dinero. Pero esto lo veremos en otros resúmenes.

Referencias:
Von Mises, L. (1949): “Human Action”, New Haven, Connecticut, Yale University Press.
Von Mises, L. (1912): “The theory of money and Credit”, Auburn, Mises Inst.
Rothbard, M. (1969): “Economic Depressions: Their cause & cure”, Auburn, Mises Inst